René Calsín Anco

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Lugar: Juliaca, San Roman, Peru

Nací en Juliaca. Estudié primaria y secundaria en mi tierra natal; superiores en la Universidad Nacional de San Agustìn de Arequipa; cuento con una maestría en Literatura y con estudios de doctorado en Ciencias Sociales. Soy Autor de dos libros y diez opúsculos, dirijo dos revistas.

lunes, julio 30, 2007

JURA DE LA INDEPENDENCIA EN PUNO

Escribe: René Calsín Anco.

En las fiestas patrias se suele resaltar las figuras de José de San Martín y Simón Bolívar, las batallas de Junín y Ayacucho, la proclamación de la independencia del Perú, etc.; en cambio, los episodios regionales son soslayados, negados o minimizados. Tal situación, que va en desmedro de numerosas generaciones, debe revertirse para bien de la formación histórica integral de los estudiantes y de la sociedad puneña en general.

LA HISTORIA REGIONAL

El afianzamiento de la posmodernidad con la arremetida agresiva de la globalización, hace que la alienación cobre mayor fuerza en la sociedad de la comunicación. Ante tal imposición cultural, política, social y económica, es pertinente oponerse no sólo con posturas líricas, sino con acciones concretas, como la forja, la cristalización y la difusión de una historia regional elaborada con rigor e identidad.

Para plasmar una educación científica y nacional es ineludible concatenar la historia regional con la historia nacional y mundial; porque se comprende mejor los sucesos de la historia del Perú y el mundo si los entrelazamos con los episodios regionales, o viceversa. Además, la concreción de una historia regional conlleva realizar investigaciones, conocer nuestro pasado, tomar conciencia histórica, identificarnos plenamente con nuestra región y contribuir con su desarrollo integral.

CONTEXTO HISTÓRICO

Para un mejor entendimiento del compromiso puneño por la independencia se hace necesaria una contextualización histórica. Si bien es cierto que en Lima la proclamación de la independencia ocurrió el 28 de julio de 1821; sin embargo, en la ciudad de Puno al cabo de más de tres años, el 30 de diciembre de 1824, recién se juraba solemnemente sostener la independencia peruana.

Algunos episodios relevantes ocurridos en la jurisdicción de la actual región Puno, en los años finales de la colonia, son: En buena parte de 1823 el virrey José de la Serna eligió a la intendencia de Puno como reducto hispano, acampó con cuatro mil hombres en Puno, Ilave y, sobre todo, en Lampa; el 25 de agosto de 1823 en los campos de Chua Chua (Zepita) se batían las tropas patriotas con las huestes realistas, con exigua victoria de los primeros; en esos años los españoles utilizaron a la isla Esteves como cárcel, en 1824 numerosos jefes, oficiales y subalternos patriotas, caso del general argentino Rudecindo Alvarado, uno de los lugartenientes de San Martín, resultaron depositados en este penal; el ejército patriota al mando de Santa Cruz y Gamarra, que se desplazaba por el Alto Perú y a veces por el altiplano puneño, paulatinamente veían disminuir su contingente; las principales guarniciones hispanas se encontraban en Puno y Lampa.

BATALLA DE AYACUCHO

Esta batalla victoriosa para las armas patriotas ocurrió el 9 de diciembre de 1824. Apenas se supo de este triunfo, a medio mes de la batalla, en la intendencia de Puno se sucedieron levantamientos en varios pueblos puneños y se proclamaron independientes, son notables las insurrecciones patriotas en las guarniciones de Puno y Lampa.

ESTALLIDO POPULAR

En la ciudad de Puno el 25 de diciembre se conocía sobre la derrota hispana y dos días después sucedía la insurrección patriota. El mismo 25 el general Moroto que mandaba las tropas de Puno huyó hacia Arequipa y una parte de su ejército se pasaba al bando patriota. El historiador Alejandro Cano, escribía: “El 27 estalló el movimiento popular... marcando esa fecha memorable un acontecimiento verdaderamente grande que produjo el extraordinario arremolinamiento de la multitud que se lanzó sobre la guarnición hispana, consiguiendo su desarme tan rápido como incondicional. Abriéronse las puertas del depósito de los prisioneros de la isla de Esteves”.

CRONOLOGÍA

27 de diciembre: Se forma un ejército patriota al mando de Rudecindo Alvarado, el de mayor graduación de los confinados en la isla Esteves. Alvarado emite bando y proclamas, suscribe numerosos nombramientos, y encarga el gobierno político al Dr. Pedro Miguel de Urbina.

El Dr. Urbina asume su cargo de intendente e inmediatamente hace conocer a los cinco partidos, el bando y las proclamas de Alvarado, y presta juramento a los capitulares del Ayuntamiento. El intendente republicano o primer prefecto puneño al concluir su mando rememoraba: “me hice cargo de la Prefectura de este Departamento en los momentos felices en que quedó reasumir su libertad”.

28 de diciembre: Solemnemente se publica el bando y las capitulaciones. El intendente envía comunicaciones a los ministerios. Empiezan los preparativos para la jura de la independencia. Urbina informa a Alvarado: “Tengo ya tomadas providencias para solemnizar del modo posible el acto de la Jura de la Independencia. Al efecto concurrirán en esta capital los habitantes de los pueblos circundantes con sus demostraciones de regocijo”.

29 de diciembre: Capitulares se reúnen con el intendente Urbina, a quien desde ese día se da el título de presidente del departamento (y después el de prefecto). Se elige al médico Dr. José Manuel Morel alcalde de primer voto de la ciudad de Puno.

30 de diciembre: Previa concentración de autoridades y Misa Te Deum, en un tabladillo de la plaza principal de Puno se jura solemnemente sostener la independencia. Se declara feriado tres días.

1 de enero de 1825: Juramentación e instalación de los integrantes de la primera comuna puneña de la república.

JURA DE LA INDEPENDENCIA

Así, el 30 de diciembre es un día histórico para Puno, porque en ese día del año de 1824, se procedía a la jura de la independencia en la ciudad de Puno, con mucha solemnidad y gran júbilo, en donde no faltaron las hermosas danzas puneñas. Semanas después, en Azángaro, Lampa y otros pueblos se llevaron juramentaciones. En la tierra de Pedro Vilcapasa ocurrió el 26 de enero de 1825.

NUEVAS REFLEXIONES

Por ahora hemos rememorado algunos detalles de la jura de la independencia en Puno; sin embargo, es necesario reflexionar sobre otros temas afines, algunos de ellos los trataremos después de responder a interrogantes, como: ¿Realmente fue una independencia?, ¿Cuántos proyectos históricos se disputaban?, ¿Qué proyecto histórico triunfó en esa independencia?; ¿Desde entonces qué clase social o clases sociales gobiernan el Perú?; ¿Cuáles son las consecuencias actuales de la independencia?; ¿Es pertinente bregar por una nueva independencia del Perú?.

En la parte final, para solaz nuestro apreciemos un atinado y esclarecedor enjuiciamiento del viajero y caudillo de la causa campesina Juan Bustamente, emitido en 1849, a sólo 25 años de la jura de la independencia en Puno: “La declaración de nuestra independencia… la que estamos hoy pregonando [es] falsa. Nada hemos adelantado con ella, ni adelantaremos hasta que recobremos la verdadera. Sin ese esfuerzo nunca será nada el Perú”.

MACHU PICCHU, TRIUNFO DE LA CULTURA ANDINA

Escribe: René Calsín Anco.

El sábado 7 de julio, en Lisboa (Portugal), ante 1000 millones de espectadores se proclamaba a las nuevas siete maravillas del mundo, como desenlace del certamen organizado por el millonario suizo Bernard Weber, en el que se apeló fundamentalmente a una votación informática. Las nuevas maravillas proclamadas, de acuerdo a la votación obtenida, son: La Gran Muralla China, el Templo de Petra (Jordania), el Cristo Redentor de Corcovado (Brasil), la Ciudadela de Machu Picchu (Cusco - Perú), la Pirámide de Chichen Itza (Yucatán - México), el Coliseo de Roma (Italia) y el Palacio de Taj Mahal (India). De los 21 finalistas no lograron su proclamación las Pirámides de Egipto, la Acrópolis de Atenas y la Torre de Eiffel, entre otras célebres obras arquitectónicas.

La votación conseguida responde a varios parámetros, principalmente a la población del país en la que se encuentra la maravilla. La mayor votación alcanzada por la Gran Muralla China se explica porque el país de Mao Tse Tung es la mayor poblada, su población estimada al 2006 supera largamente los mil millones (1 321 366 670 habitantes). También lograron su proclamación, reiteremos por la población de sus países, las maravillas de India (segundo país más poblado, con 1 095 351 995 habitantes), Brasil (quinto país en población, con 188 078 227 habitantes) y México (onceavo país en población, con 107 449 525 habitantes).

En cambio, las maravillas de Jordania (centésimo tercer país en población, con 5 906 760 habitantes), Perú (trigésimo noveno país en población, con 28 302 603 habitantes) e Italia (vigésimo tercer país en población, con 58 133 509 habitantes), lograron su proclamación no sólo por la votación de los pobladores de sus países, sino por la fuerte inyección insuflada por sus admiradores extranjeros. Debemos añadir que en el caso del Perú no se contó con el espaldarazo de los otros países sudamericanos, porque estaban en juego tres maravillas, las del Perú, Brasil y Chile; mientras tanto, la maravilla de Jordania contó con el respaldo del Medio Oriente. De manera que Machu Picchu triunfa primordialmente por su majestuosidad, su deslumbrante estructura, su atractiva ubicación y su monumental construcción arquitectónica; es decir, que logra su nominación como nueva maravilla esencialmente por propio peso.

Apenas se conoció que Machu Picchu se proclamó como una nueva maravilla, muchos se adjudicaron la paternidad del triunfo alcanzado, inclusive algunos exteriorizaron su regocijo como abanderados de la hazaña peruana, caso del Presidente de la República, la Ministra de Industria, Comercio Exterior y Turismo, la Alcaldesa del Cusco, etc., etc. Todos ellos soslayaron o minimizaron el reconocimiento a los verdaderos ganadores, es decir a los constructores de la ciudadela de Machu Picchu, puesto que nosotros, los que emitimos una votación o incentivamos la votación sólo hemos contribuido y colaborado con la proeza de la cultura andina.

A pesar de los siglos de interrupción en el desarrollo autónomo de la cultura andina, esta cultura sigue mostrándose triunfante. Recordemos que esta milenaria y gran cultura brindó y brinda notables aportes a la cultura universal. Basta mencionar a la papa (un alimento de uso mundial), la páprica, el maíz, los frejoles, etc.; a las valiosas fibras de vicuña, alpaca, llama y el algodón; también se puede mencionar a las notables tecnologías agropecuarias, que sirvieron y sirven para el desarrollo de numerosos países, y el extraordinario trabajo genético, entre otros aportes.

La nueva maravilla, la ciudadela de Machu Picchu, se construyó a mediados del siglo XV, durante el gobierno del Inka Pachacútec (1438 a 1471). Se considera que este colosal monumento, además de residencia de este inka, hizo de palacio, santuario y almacén. A esta ciudadela desde 1983 se la considera Patrimonio de la Humanidad y el 20 de setiembre del pasado año se la declaró Monumento Histórico de la Ingeniería Civil.

Cabe aclarar que la ciudadela de Machu Picchu no es obra exclusiva de los inkas, sino de la cultura andina, porque quienes edificaron esta obra arquitectónica pertenecieron a diversas nacionalidades andinas. No olvidemos que muchos arquitectos qollas, lupakas y puquinas, como de otras nacionalidades del Perú prehispánico, participaron en la construcción de esta admirada obra monumental, que encandila a propios y extraños.

Debemos sentirnos orgullosos por este triunfo, porque se hizo justicia al principal emblema arquitectónico de la cultura andina

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domingo, mayo 14, 2006

OQUENDO Y EL DÍA DE LA MADRE
Escribe: René Calsín Anco
En nuestro país, hace 82 años se implantó la celebración del Día de la Madre, gracias a la atinada iniciativa del Ateneo Universitario Ariel. En la fundación y en el primer tramo de vida de esta entidad cultural sanmarquina, como en la instauración de la célebre efeméride, tuvo destacadísima intervención Carlos Oquendo de Amat, el mayor poeta peruano de corte vanguardista.

EL DÍA DE LA MADRE EN EL PERÚ

Cuando discurrían los primeros días de 1924 se reunían los integrantes y, sobre todo, los directivos del Ateneo Universitario Ariel, para bosquejar las acciones culturales correspondientes a ese año. Para el mes de mayo, se programaron dos homenajes; uno, para rendir pleitesía a la Madre y, el otro, por el primer aniversario de la inmolación de Manuel Alarcón Vidalón. Cabe recordar que el estudiante de letras Vidalón, conspicuo directivo del Ateneo Universitario Ariel, resultó acribillado por las fuerzas represivas el 23 de mayo de 1923, cuando los sanmarquinos rechazaban la consagración del Perú al Corazón de Jesús.
En cuanto al homenaje a la Madre, se propuso y se acordó que se solicite al gobierno la designación oficial para el segundo domingo de mayo. En razón a ese acuerdo, se hicieron las gestiones pertinentes. Afortunadamente la gestión diligente de los arielistas concluyó en una resolución rubricada por el Ministro de Educación, que declaraba Día de la Madre el segundo domingo de mayo.
El texto de la resolución, publicado en el diario El Peruano el 25 de abril de 1924, es el siguiente:
“Lima, 12 de abril de 1924.
Vista la solicitud que formula el ‘Ateneo Universitario Ariel’, de esta Capital, sobre institución de ‘Día de la Madre’;
Se resuelve:
Declarar día solemne bajo la denominación de ‘Día de la Madre’, el segundo Domingo del mes de mayo.
Regístrese y comuníquese.
EGO AGUIRRE”.
En el transcurso de la solicitud del homenaje a la madre peruana y la emisión de la resolución, la entidad gestora del Día de la Madre cambiaba de denominación, de Ateneo Universitario Ariel por Centro Universitario Ariel.
LA PRIMERA CELEBRACIÓN
El Día de la Madre se celebró por vez primera en Lima, el domingo 11 de mayo de 1924. A las diez de la mañana se cumplía una romería de los huérfanos y los niños de las escuelas, en la plaza de la Exposición, ante el monumento de la Sra. Juana Alarco de Dammert, bnefactora de niños. Alfredo H. Tomasini, director de cultura del Centro Universitario Ariel, ofreció el discurso central.
A las cinco de la tarde de ese día, en la Universidad Mayor de San Marcos, empezó la ceremonia oficial patrocinada por el Centro Universitario Ariel. Ofrecieron discursos: el Dr. Manuel Vicente Villarán, rector de la universidad; el estudiante Carlos Alberto Izaguirre, presidente del Centro Universitario Ariel; el Dr. Luis Varela Orbegoso, quien se ocupó del significado de la celebración; y declamó Daniel Ruzo, poeta laureado y de gran notoriedad en ese año.
A la celebración oficial se sumaron homenajes en escuelas, colegios e institutos de Lima y el Callao. Estas instituciones educativas programaron sendos homenajes para el sábado 10 y el domingo 11.
En esa celebración, también, se institucionalizó que los estudiantes porten una flor natural, los que tenían madre viva llevaban una flor roja y los que no la tenían, una flor blanca.
OQUENDO, UN CONNOTADO ARIELISTA
Si reseñamos la creación y los dos primeros años de vida institucional del Ateneo Universitario Ariel, advertimos claramente el papel que cumplió Carlos Oquendo de Amat en el seno de la entonces primera entidad cultural universitaria, asimismo, conocemos algunos detalles de su intervención en la instauración del Día de la Madre.
Por información suministrada por periódicos capitalinos, se sabe que Carlos Oquendo de Amat fue uno de los fundadores y directivo del Ateneo Universitario Ariel, que se creo en 1922; en junio de ese año formaba parte de la comisión de propaganda; dos meses después, el 6 de agosto, era nombrado bibliotecario; en la noche del 23 de setiembre daba lectura de sus poemas en la conferencia que promovía la entidad gestora de la celebración del Día de la Madre; el 30 de noviembre patrocinaba la inauguración de la Biblioteca Ariel; el 13 de julio de 1923 se constituía en uno de los protagonistas del punto de quiebre del Ateneo, cuando algunos de los arielistas asumieron el vanguardismo.
Además, Carlos Oquendo de Amat no sólo participó en la reunión en donde los arielistas acordaron el homenaje a la madre peruana, sino que fue uno de los propulsores de la celebración del Día de la Madre, porque meses antes había perdido a su madre, a doña Zoraida de Amat Machicao.
EL POEMA MADRE
La muerte de doña Zoraida y la instauración de la celebración del Día de la Madre, motivaron a Carlos Oquendo de Amat para que escribiera el poema Madre, uno de sus célebres poemas. El poema se escribió en los años de 1923 y 1924, fue corregido en 1925 y publicado en 5 metros de poemas, que apareció a comienzos de 1929.
Madre de Carlos Oquendo de Amat, es uno de los poemas más conocidos y antologados, aparece en publicaciones nacionales y del exterior, inclusive en varios idiomas. Es un poema universal.
Para concluir, en reconocimiento a las madres que labran el desarrollo del país tanto en el medio urbano como en el medio rural, presentamos los versos del poema Madre de Carlos Oquendo de Amat.
MADRE

Tu nombre viene lento como las músicas humildes
y de tus manos vuelan palomas blancas

Mi recuerdo te viste siempre de blanco
como un recreo de niños que los hombres, miran desde aquí distante

Un cielo muere en tus brazos y otro nace en tu ternura

A tu lado el cariño se abre como una flor cuando pienso

Entre ti y el horizonte
Mi palabra está primitiva como la lluvia o como los himnos

Porque ante ti callan las rosas y la canción

Puno, 12 de mayo del 2006.

sábado, abril 22, 2006

BICENTENARIO DE LA CIUDAD DE PUNO
Escribe: René Calsín Anco.
Hace poco se recordó una importante efemérides, se trata del bicentenario de la ciudad de Puno, puesto que el 14 de octubre de 1805 la villa de Nuestra Señora de la Concepción y San Carlos adquiría un nuevo rango, el de CIUDAD, conferida por real orden.
Todos quienes abordaron sobre el otorgamiento de la categoría de ciudad, consignan solo el año, el de 1805, tenemos los casos de Eduardo Pineda Arce, Juan Alberto Cuentas, Víctor Villar Chamarro, Enrique Cuentas Ormachea e Ignacio Frisancho Pineda, entre otros. El año de 1805, sin precisar la fecha, se repite permanentemente en revistas y periódicos por el día de Puno.
Nosotros que estamos indagando en bibliotecas y archivos datos relacionados con la historia de la región Puno, afortunadamente hallamos un artículo suscrito en 1863 que apareció dos años después en La Bolsa de Arequipa, en donde se precisa el día y el mes. Considerando esa fecha hallada, el pasado 14 de octubre se cumplieron 200 años de la ciudad de Puno. En ese día, en el local del Instituto Americano de Arte, ofrecimos una conferencia sobre este episodio histórico.
En el artículo titulado Don José Salcedo y suscrito por S. H. J. aparece la siguiente información: “El valle de Puno es mui estrecho, y su población asciende á diez mil almas, cuya mayoria se empleaba, en la época de nuestra historia, en el trabajo de las minas. En este valle está situada la villa de Puno, que fué mas tarde distinguida por Carlos IV con el título de ciudad, por real orden de 14 de octubre de 1805” (La Bolsa, 17/09/1865).
A propósito de las ciudades de la hoy región Puno, se conoce que antes de 1805 Chucuito ya ostentaba tal jerarquía, puesto que en diversos documentos coloniales aparece registrado como ciudad, inclusive en documentación del siglo XVI.
Después de que a Puno le otorgaran el título de ciudad, accedían a tal rango: Lampa, el 24 de diciembre de 1870; Azángaro, el 5 de febrero de 1875; Putina, el 2 de setiembre de 1889; Juli, el 2 de setiembre de 1889; Sandia, el 28 de octubre de 1889; Juliaca, el 3 de octubre de 1908; Ayaviri, el 22 de noviembre de 1912; Yunguyo, el 26 de octubre de 1926 e Ilave, el 28 de noviembre de 1950.
Por otra parte, es importante dar cuenta del desarrollo de la ciudad de Puno. Las primeras aldeas quedaron instauradas por agricultores, pastores y uros; después hombres de habla puquina (asociados a las culturas Pukara y Tiwanaku) formaron más aldeas. Cuando se establecieron los reinos aimaras se consolidaron las aldeas puquinas y se crearon otras en zonas altas. En los años de apogeo del Tawantinsuyo se formó el pueblo de Puñuy, porque este lugar se convirtió en eje víal, puesto que de Puno nacía un ramal del camino de Urcusuyu, que se dirigía a la costa, hacia lo que hoy es Arequipa. En el primer tramo de la colonia, se estableció el pueblo de San Juan de Puno sobre el pueblo de Puñuy. El 9 de setiembre de 1668 se fundó la villa de Puno, con la denominación de villa de Nuestra Señora de la Concepción y San Carlos, y se estableció que esta villa sea la capital del corregimiento de Paucarcolla, o sea que desde esa fecha Puno hace la vez de capital provincial. Ocho semanas después, el 4 de noviembre, se realizaba la misa de acción de gracias que solemnizaba la instauración de la flamante villa. Luego de la revolución tupacamarista, cuando se formó la intendencia de Puno con cinco partidos, la villa de Puno se convirtió en capital de intendencia, es decir en capital departamental, puesto que las intendencias tienen su equivalente en los departamentos. Posteriormente, el 14 de octubre de 1805, la villa de Puno accedía a la jerarquía de CIUDAD.
Es posible que junto al título de ciudad, a Puno se le haya otorgado su escudo de armas. Al respecto, el historiador Ignacio Frisancho Pineda que investigó la trayectoria histórica de Puno, De aldea a ciudad, expresamente escribía: “en 1805, como premio a la heroica defensa de la Villa de Puno ante los ataques de las huestes de Diego Tupac Amaru, el Rey Carlos IV de España, la elevó al rango de ciudad y, al mismo tiempo le concedió su escudo de Armas, que es el que hoy ostenta el Municipio de Puno”.
De manera que el pasado 14 de octubre hemos recordado el bicentenario de la ciudad de Puno y quizá el bicentenario del escudo de Puno.
Puno, 4 de noviembre del 2005.
En la centuria pasada, se han apreciado cualitativos cambios en los carnavales de Juliaca, particularmente en lo que concierne a la actividad dancística. En los primeros decenios de ese siglo, de la variedad de danzas, la Qashwa, los Phusamorenos (o Morenos), la Tarka y los Sicuris se encumbraban como las principales manifestaciones coreográficas. De los promotores de entonces se distinguía nítidamente don Miguel Ortiz. El maestro José Catacora Solórzano rememoraba: “Los tradicionales MORENOS eminentemente típicos y cuyo mayorazgo insustituible era el recordado don Miguel Ortiz” y Pascual Carpio Idiáquez escribía: “Recordamos bastante la variedad de bailes típicos… se destacaba la comparsa de pusamorenos dirigido por don Miguel Ortiz”.
En los carnavales de los años veinte se insertaba una nueva danza, la Pandilla Puneña. En el diario El Siglo del 26 de febrero de 1926 se informaba: “Gracias a las monótonas cholitas pandilleras que con sus trajes típicos al son de guitarras, mandolinas y quenas, recorrían las calles de Juliaca, evocando el carnaval. Gracias a ellas no hemos muerto de tristeza”.
La acentuada migración iniciada en los años cuarenta provocó sustanciales transformaciones en la ciudad de Juliaca. Hizo que se extinguieran algunas danzas, que aparecieran otras y que se instauraran certámenes de danzas. A mediados de siglo y por algunas décadas, en los carnavales de Juliaca se entronizaba la Pandilla Puneña, danza que se apreciaba en su máximo esplendor el domingo de amargura, en la localidad de Caracoto.
En la ciudad de Juliaca, en los años finales de los setenta empezaron los concursos de danzas de los carnavales. Comenzó el primer concurso en la plaza del barrio Túpac Amaru.
Sobre la instauración de los certámenes dancísticos de los Carnavales de Juliaca y la formación de la Asociación de Conjuntos Folklóricos de Juliaca, es esclarecedora la siguiente cronología:
Sábado 3 de marzo de 1979: I Concurso “Toqoro de Oro”, organizado por la Agrupación Folklórica los Machuaychas de Toqoros y Pinquillos, en el anfiteatro natural del cerro Huaynarroque.
Lunes 17 de febrero de 1986: I Parada Folklórica, organizada por radio El Sol de los Andes. Desde 1999 este certamen es organizado por la ACOF.
Jueves 10 de febrero de 1989: I Concurso “Varilla de Oro”, organizado por los comerciantes del mercado Manco Cápac, en la plaza de Manco Cápac.
10 de marzo de 1995: Fundación de la Asociación de Conjuntos Folklóricos de Juliaca (ACOF). Miércoles 21 de febrero de 1996: I Concurso de Danzas del Pueblo Joven La Revolución, organizado por el Comité Pro-Distritalización del futuro distrito de San Miguel.
Viernes 14 de febrero de 1997: Primera versión del Concurso de Danzas “Cristo Blanco”, organizado por la Asociación de Conjuntos Folklóricos de Juliaca.
Miércoles 25 de febrero de 1998: I Concurso de Danzas Autóctonas, organizado por la Asociación Folklórica los Chiñiplicos, en la explanada de la Rinconada.
Se hace constar, que antes de la instauración del concurso en el cerro Huaynarroque existían tres certámenes dancísticos en los que participaban los conjuntos de Juliaca: el de Caracoto, que se realizaba en domingo de amargura; el de Calapuja, que se cumplía en día sábado; y el del barrio Túpac Amaru que inicialmente se desarrollaba el día jueves y posteriormente el día viernes. Este último concurso, denominado “Sombrero de Oro”es organizado actualmente por los comerciantes de la plaza Túpac Amaru y desde hace una década se ha convertido en Parada Folklórica.
En este año se han llevado nueve concursos. La Asociación de Conjuntos Folklóricos de Juliaca ha proclamado cuatro certámenes oficiales, nos referimos a los que se desarrollan los días: Jueves (Varilla de Oro, en la plaza Manco Cápac), Viernes (Cristo Blanco, en la plaza 24 de Octubre), Sábado (Toqoro de Oro, en el anfiteatro natural del cerro Huaynarroque) y lunes (Parada). Los otros concursos son opcionales para los conjuntos afiliados a la ACOF.
En la actualidad, a tres decenios de la serie de certámenes dancísticos, el carnaval de Juliaca ha devenido en el más grande del país, por ser un carnaval fastuoso, masivo y prolongado.

JULIACA A TRAVÉS DE LA DANZA Y LA MÚSICA

Escribe: René Calsín Anco

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Los primeros pobladores que pisaron tierra calcetera, hace no menos de diez mil años, fueron cazadores y recolectores, después se hacían presente los uros o pescadores. Cuando se domesticaron a las plantas y a los animales, los recolectores y los cazadores se transformaron en agricultores y en pastores. Por esos cambios cualitativos se pasó de una economía recolectora a una economía productiva, aparecían la arquitectura y el arte textil, y la población errante se convertía en sedentaria.Se logró identificar a una lengua altiplánica de esos tiempos, nos referimos a la lengua uruquilla, asociada a los uros. En Juliaca los pescadores se asentaron por inmediaciones de los ríos Juliaca (hoy río Coata) y Toroqocha, las lagunas Chacas, Qoriwata, Qochapampa, Correhuellas y Pucaqocha, y en el Totoral. En épocas posteriores, a pesar de su notable disminución, seguía siendo significativa la presencia uro; en 1573 representaban la cuarta parte de la población juliaqueña; en el siglo XVII se concentraban en la parcialidad Balsero; y en la siguiente centuria y hasta muy entrado el siglo XIX los últimos uros se congregaban en el lugar denominado “Balsas de Juliaca”, por el puente Maravillas.En la Juliaca de hoy quedan legados uros, uno de ellos es el Toqoro (Tohco-Uro). Para Manuel A. Quiroga: “Los kolla ahkes (gentes kollas) siempre concurrieron a Juliaca para los rines UROS que danzaban al son de grandes Alacitas, donde nunca faltaron los Tohco-Uros, baile del tokoro” 1. El toqoro desde su instauración paulatinamente se convertía en el instrumento musical representativo de Juliaca.Con la alfarería surgió Qaluyo (1400 a.C.), la primera cultura altiplánica. Sucedían a Qaluyo, Pukara (500 a.C. a 500 d.C.) y Tiwanaku (500 d.C. a 1100 a.d.). También floreció un desarrollo local, la cultura Waynarroque (200 d.C. a 600 d.C.), adscrita a la cultura Pukara. Los qaluyos, pukaras, waynarroques y tiwanakus se comunicaban a través de la lengua puquina.En el primer tramo de la colonia los puquinas calceteros se concentraban en la parcialidad Piquina. En el último tramo y hasta los primeros decenios del siglo XX, la parcialidad de Piquina se denominaba Pequen. En el censo de 1940, dejó de aparecer Pequen como parcialidad de Juliaca.Hay términos y elementos puquinas que forman parte de la actual cultura calcetera. Así, una danza de origen puquina, que aún la apreciamos en Juliaca y en otras provincias de la región Puno, es el Puli Puli, danza emblemática de los puquinas. El arqueólogo alemán Dr. José Kimmich escribía: “Están en boga los bailes de Huifala, Kachua… Pero hay una netamente de estirpe puquina… llamado Puli Puli” 2. Otro legado es el siku, instrumento musical representativo de los pobladores de habla puquina.En el siglo XI el Altiplano fue escenario de una incursión militar por pobladores aimaras. Después florecían en la hoy región Puno, los reinos aimaras Kolla, Lupaka y K'ana, y el señorío Kallawaya. En el primer reino había dos facciones, los kollas de Urcusuyo y los kollas de Umasuyo. Juliaca estuvo en la circunscripción de los kollas de Urcusuyo, que tenía por capital a Hatunkolla y por gobernante a Zapana. En ese tiempo, los puquinas y los uros redujeron su área de influencia y se sometieron a los aimaras.En Juliaca se conservan vocablos y costumbres aimaras. La danza emblemática, la Qashwa de San Sebastián, es de raigambre kolla. A la Qashwa la registraron los cronistas Pedro Cieza de León, Juan de Betanzos, Pedro de Sarmiento de Gamboa, Miguel Cabello de Balboa, Ludovico Bertonio, Juan de Santa Cruz de Pachacuti, Felipe Guamán Poma de Ayala y Bernabé Cobo, quienes la identificaron como danza en círculo. Bertonio en su monumental Vocabulario de la lengua aymara (1612), la registró como kawa; a la voz kawaña dio los significados de “Baile” y “Bailar una rueda de gente tomándose de las manos” y a los vocablos kawantaña de “Bailar así mucho tiempo” y kawarukiptaña de “Embebecerse en bailar”. El término kawa está enraizado en Juliaca, en los apellidos Turucahua, Cahuapasa, Paricahua y Sucacahua. En un libro de 1640-1676 de la parroquia de Santa Catalina aparecen los apellidos Cahua, Purucahua y Paricahua. Además los Turucahua y Cahuapasa hacían de curacas de Juliaca, Gabriel Turucahua apoyó la edificación del Templo de Santa Catalina y Juan Cahuapasa por su destacadísima participación en la revolución tupacamarista resultó nombrado Justicia Mayor de Azángaro por el mismísimo José Gabriel Túpac Amaru. Los actuales apellidos Cahuapasa, Paricahua y Sucacahua mantienen el vocablo kawa.La Qashwa es una danza de esencia guerrera; en sus inicios la ejecutaron hombres y mujeres con denuedo y regocijo a los sones de tokoros, pinquillos, tambores y pututos. Los danzarines con pasos rítmicos, gimnásticos y vigorosos se agrupaban en hileras y fundamentalmente en rondas y agarrados de las manos, para cantar y vitorear sus hazañas con hurras de triunfo. Uno de los estribillos que aún pervive, es el conocido ¡Wipha!, Que para Gamaliel Churata es le grito de triunfo de los kollas como ¡Hallalla! para los lupakas y, agrega, que “los ¡Wipha! ¡Wipha! Son Wiphala de la Khachwa” 3. Con el correr de los años esta danza kolla, cuya cuna es Juliaca, ha variado en coreografía, música y vestuario. En la Qaswa la danza, la música y el canto forman una unidad.Además, en los años de preponderancia aimara surgieron variantes en el Puli Puli y los Sikuris, por entonces los Sikuris estuvieron supeditados al Ayarachi.Durante el Tawantinsuyo los inkas concentraron en dos pueblos a los juliaqueños de entonces, en Xullaca y Qoriwata. A dos decenios de dominio inka, en 1471, se sublevaron los kollas. Ante tal alzamiento, de la capital del Tawantinsuyo se desplazó un ejército que resultó derrotado en Huarmi Pukara por las tropas kollas lideradas por las mujeres cullacas (mujeres de Juliaca) 4. Tres años después, Tupac Inka Yupanqui con un poderoso ejército sofocaba la sublevación kolla y dejaba en los pueblos sublevados representantes, mitimaes y una guarnición; estos iniciaron la implantación del quechua, cuyo afianzamiento se concretó en la colonia.El triunfo kolla en tierras calceteras trajo consigo una serie de celebraciones, en donde la Qashwa tuvo un rol protagónico; los tokoros adquirieron mayor dimensión y grosor, por eso el historiador Dionisio Torres Juárez decía: Al “toccoro… lo crean de cañas más gruesas y sonoras para dar más volumen a todos sus triunfos, al son de una música guerrera que se puede traducir como una verdadera pifia. A estos certámenes de triunfo asistían también las mujeres quienes ayudaban a cantar a los vencedores” 5. En los albores de la colonia, por las ordenanzas del Lic. Vaca de Castro (1543), se extinguió el pueblo de Qoriwata (Camata), cuyos pobladores se trasladaron al pueblo de Xullaca (Juliaca). En 1549 transitó por Juliaca el cronista Pedro Cieza de León, quien escribió: “Desde Pucara hasta Hatuncolla hay cantidad de quince leguas; en el comedio de ellas están algunos pueblos, como son Nicasio, Xullaca y otros” 6. Para Felipe Guamán Poma de Ayala (1615) Juliaca era un pueblo de prestancia en el Kollao, la registró como Zullaca y como aldea de españoles e indios y tambo real 7.En el período colonial se edificó el templo de Santa Catalina, después de su conclusión aparecía otra danza, nos referimos a los Soldaditos de Santa Catalina, aún esta expresión coreográfica es evocada cada 25 de noviembre.Con la llegada del ferrocarril (1873) se formó el Pueblo Nuevo por inmediaciones de la estación ferroviaria y Juliaca se convirtía en eje vial y en centro de transacciones comerciales del altiplano. El Pueblo Viejo y el Pueblo Nuevo celebraban sus fiestas patronales, los del Pueblo Viejo lo hacían el 2 de febrero, en homenaje a la Virgen de la Candelaria, y los del Pueblo Nuevo instauraron la Festividad de las Mercedes (24 de setiembre). Con el devenir de los años esta última festividad se impuso. Asociada a estas festividades y a otras se ejecutaron diversas danzas. El historiador Donato Pilco Pizano logró identificar varias danzas de los primeros decenios del siglo XX, aquí la lista: Qashwa (Toqoros), Soldaditos de Santa Catalina (Mataccaras o Curu uchus), Puli Puli, Tarka, Taytas, Choquela, Phusa Moreno, Tucumano, Inti Tusoc, Ayarachis, Chuncho, Chasqui, Pantominos, Pandilla, Diablada, Morenada, Kullaguada 8. Una danza que logró preeminencia en ese tiempo son los Morenos (o Phusa Moreno) acompañados por Sicuris con don Miguel Ortiz como mayorasgo 9. De esta valiosa lista, advertimos que varias danzas altiplánicas de la Juliaca de antaño se extinguieron, caso de los Choquelas (danza de los cazadores), las Tarkas (creada por pobladores puquinas), los Ayarachis (manifestación kolla), el Inti Tusoc (expresión inka), los Pantominos y los Tucumanos (danzas coloniales), el Phusa Moreno (danza republicana, antecesora de la Morenada), etc. El 6 de setiembre de 1926 por ley 5463 se creaba la provincia de San Román, con Juliaca como capital. Siete semanas después, el 24 de octubre, se inauguraba la flamante provincia. Hace tres décadas se instauraron los concursos de danzas. De entonces hasta ahora estos certámenes han devenido en imponentes demostraciones de manifestaciones dancísticas que han logrado convertir a los Carnavales de Juliaca en los carnavales más grandes del país. Los Carnavales de Juliaca se caracterizan por ser fastuosos, masivos y prolongados. Es paradójico que en los actuales certámenes dancísticos de los Carnavales de Juliaca no estén las danzas representativas de Juliaca, caso de la Qaswa de San Sebastián y los Soldaditos de Santa Catalina. A propósito, proponemos la realización del I Festival de la Qashwa de San Sebastián y la declaración de patrimonio cultural de la nación al Toqoro**. Es hora que a los carnavales más grandes del país, por la ubicación estratégica de Juliaca en la Macro Región Sur y la Mega Región que involucra a cuatro países, se oriente a su cualificación e internacionalización.
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NOTAS BIBLIOGRÁFICAS:
1) QUIROGA, Manuel A. Escarceos filológicos. En Runa Soncco, N° 7, 1937.
2) El Deber, del 6 de setiembre de 1921.
3) CHURATA, Gamaliel. El Pez de Oro, Editorial Canata, 1957, pp. 441 y 542.
4) SANTA CRUZ PACHACUTI, Juan de. Relación de antigüedades de este reino del Perú, p. 79.
5) TORRES JUÁREZ, Dionisio. La provincia de San Román, 36 años de creación política, p. 235.
6) CIEZA DE LEÓN, Pedro. La crónica del Perú, Biblioteca Peruana, 1973, p. 231.
7) GUAMÁN POMA DE AYALA, Felipe. Nueva crónica y buen gobierno, 1615, p.1091.
8) PILCO PIZANO, Donato. Algo sobre las fiestas en Juliaca, en Revista Politécnico, N° 3, 1971.9) TORRES JUÁREZ, Dionisio. Ob. Cit., p. 210.* Resumen de la ponencia sustentada por el historiador René Calsín Anco, director del IPEJAE, en el II Congreso del Folklore organizado por la Asociación de Conjuntos Folklóricos de Juliaca.** Más propuestas se dan cuenta en un documento suscrito por el IPEJAE, la ANEA San Román y el Centro Cultural Andino.

EL CARNAVAL DE JULIACA EL MAS GRANDE DEL PERÚ
Escribe: René Calsín Anco.
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En la centuria pasada, se han apreciado cualitativos cambios en los carnavales de Juliaca, particularmente en lo que concierne a la actividad dancística. En los primeros decenios de ese siglo, de la variedad de danzas, la Qashwa, los Phusamorenos (o Morenos), la Tarka y los Sicuris se encumbraban como las principales manifestaciones coreográficas. De los promotores de entonces se distinguía nítidamente don Miguel Ortiz. El maestro José Catacora Solórzano rememoraba: “Los tradicionales MORENOS eminentemente típicos y cuyo mayorazgo insustituible era el recordado don Miguel Ortiz” y Pascual Carpio Idiáquez escribía: “Recordamos bastante la variedad de bailes típicos… se destacaba la comparsa de pusamorenos dirigido por don Miguel Ortiz”.
En los carnavales de los años veinte se insertaba una nueva danza, la Pandilla Puneña. En el diario El Siglo del 26 de febrero de 1926 se informaba: “Gracias a las monótonas cholitas pandilleras que con sus trajes típicos al son de guitarras, mandolinas y quenas, recorrían las calles de Juliaca, evocando el carnaval. Gracias a ellas no hemos muerto de tristeza”.
La acentuada migración iniciada en los años cuarenta provocó sustanciales transformaciones en la ciudad de Juliaca. Hizo que se extinguieran algunas danzas, que aparecieran otras y que se instauraran certámenes de danzas. A mediados de siglo y por algunas décadas, en los carnavales de Juliaca se entronizaba la Pandilla Puneña, danza que se apreciaba en su máximo esplendor el domingo de amargura, en la localidad de Caracoto.
En la ciudad de Juliaca, en los años finales de los setenta empezaron los concursos de danzas de los carnavales. Comenzó el primer concurso en la plaza del barrio Túpac Amaru.
Sobre la instauración de los certámenes dancísticos de los Carnavales de Juliaca y la formación de la Asociación de Conjuntos Folklóricos de Juliaca, es esclarecedora la siguiente cronología:
Sábado 3 de marzo de 1979: I Concurso “Toqoro de Oro”, organizado por la Agrupación Folklórica los Machuaychas de Toqoros y Pinquillos, en el anfiteatro natural del cerro Huaynarroque.
Lunes 17 de febrero de 1986: I Parada Folklórica, organizada por radio El Sol de los Andes. Desde 1999 este certamen es organizado por la ACOF.
Jueves 10 de febrero de 1989: I Concurso “Varilla de Oro”, organizado por los comerciantes del mercado Manco Cápac, en la plaza de Manco Cápac.
10 de marzo de 1995: Fundación de la Asociación de Conjuntos Folklóricos de Juliaca (ACOF). Miércoles 21 de febrero de 1996: I Concurso de Danzas del Pueblo Joven La Revolución, organizado por el Comité Pro-Distritalización del futuro distrito de San Miguel.
Viernes 14 de febrero de 1997: Primera versión del Concurso de Danzas “Cristo Blanco”, organizado por la Asociación de Conjuntos Folklóricos de Juliaca.
Miércoles 25 de febrero de 1998: I Concurso de Danzas Autóctonas, organizado por la Asociación Folklórica los Chiñiplicos, en la explanada de la Rinconada.
Se hace constar, que antes de la instauración del concurso en el cerro Huaynarroque existían tres certámenes dancísticos en los que participaban los conjuntos de Juliaca: el de Caracoto, que se realizaba en domingo de amargura; el de Calapuja, que se cumplía en día sábado; y el del barrio Túpac Amaru que inicialmente se desarrollaba el día jueves y posteriormente el día viernes. Este último concurso, denominado “Sombrero de Oro”es organizado actualmente por los comerciantes de la plaza Túpac Amaru y desde hace una década se ha convertido en Parada Folklórica.
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En este año se han llevado nueve concursos. La Asociación de Conjuntos Folklóricos de Juliaca ha proclamado cuatro certámenes oficiales, nos referimos a los que se desarrollan los días: Jueves (Varilla de Oro, en la plaza Manco Cápac), Viernes (Cristo Blanco, en la plaza 24 de Octubre), Sábado (Toqoro de Oro, en el anfiteatro natural del cerro Huaynarroque) y lunes (Parada). Los otros concursos son opcionales para los conjuntos afiliados a la ACOF. En la actualidad, a tres decenios de la serie de certámenes dancísticos, el carnaval de Juliaca ha devenido en el más grande del país, por ser un carnaval fastuoso, masivo y prolongado.