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Lugar: Juliaca, San Roman, Peru

Nací en Juliaca. Estudié primaria y secundaria en mi tierra natal; superiores en la Universidad Nacional de San Agustìn de Arequipa; cuento con una maestría en Literatura y con estudios de doctorado en Ciencias Sociales. Soy Autor de dos libros y diez opúsculos, dirijo dos revistas.

sábado, abril 22, 2006

BICENTENARIO DE LA CIUDAD DE PUNO
Escribe: René Calsín Anco.
Hace poco se recordó una importante efemérides, se trata del bicentenario de la ciudad de Puno, puesto que el 14 de octubre de 1805 la villa de Nuestra Señora de la Concepción y San Carlos adquiría un nuevo rango, el de CIUDAD, conferida por real orden.
Todos quienes abordaron sobre el otorgamiento de la categoría de ciudad, consignan solo el año, el de 1805, tenemos los casos de Eduardo Pineda Arce, Juan Alberto Cuentas, Víctor Villar Chamarro, Enrique Cuentas Ormachea e Ignacio Frisancho Pineda, entre otros. El año de 1805, sin precisar la fecha, se repite permanentemente en revistas y periódicos por el día de Puno.
Nosotros que estamos indagando en bibliotecas y archivos datos relacionados con la historia de la región Puno, afortunadamente hallamos un artículo suscrito en 1863 que apareció dos años después en La Bolsa de Arequipa, en donde se precisa el día y el mes. Considerando esa fecha hallada, el pasado 14 de octubre se cumplieron 200 años de la ciudad de Puno. En ese día, en el local del Instituto Americano de Arte, ofrecimos una conferencia sobre este episodio histórico.
En el artículo titulado Don José Salcedo y suscrito por S. H. J. aparece la siguiente información: “El valle de Puno es mui estrecho, y su población asciende á diez mil almas, cuya mayoria se empleaba, en la época de nuestra historia, en el trabajo de las minas. En este valle está situada la villa de Puno, que fué mas tarde distinguida por Carlos IV con el título de ciudad, por real orden de 14 de octubre de 1805” (La Bolsa, 17/09/1865).
A propósito de las ciudades de la hoy región Puno, se conoce que antes de 1805 Chucuito ya ostentaba tal jerarquía, puesto que en diversos documentos coloniales aparece registrado como ciudad, inclusive en documentación del siglo XVI.
Después de que a Puno le otorgaran el título de ciudad, accedían a tal rango: Lampa, el 24 de diciembre de 1870; Azángaro, el 5 de febrero de 1875; Putina, el 2 de setiembre de 1889; Juli, el 2 de setiembre de 1889; Sandia, el 28 de octubre de 1889; Juliaca, el 3 de octubre de 1908; Ayaviri, el 22 de noviembre de 1912; Yunguyo, el 26 de octubre de 1926 e Ilave, el 28 de noviembre de 1950.
Por otra parte, es importante dar cuenta del desarrollo de la ciudad de Puno. Las primeras aldeas quedaron instauradas por agricultores, pastores y uros; después hombres de habla puquina (asociados a las culturas Pukara y Tiwanaku) formaron más aldeas. Cuando se establecieron los reinos aimaras se consolidaron las aldeas puquinas y se crearon otras en zonas altas. En los años de apogeo del Tawantinsuyo se formó el pueblo de Puñuy, porque este lugar se convirtió en eje víal, puesto que de Puno nacía un ramal del camino de Urcusuyu, que se dirigía a la costa, hacia lo que hoy es Arequipa. En el primer tramo de la colonia, se estableció el pueblo de San Juan de Puno sobre el pueblo de Puñuy. El 9 de setiembre de 1668 se fundó la villa de Puno, con la denominación de villa de Nuestra Señora de la Concepción y San Carlos, y se estableció que esta villa sea la capital del corregimiento de Paucarcolla, o sea que desde esa fecha Puno hace la vez de capital provincial. Ocho semanas después, el 4 de noviembre, se realizaba la misa de acción de gracias que solemnizaba la instauración de la flamante villa. Luego de la revolución tupacamarista, cuando se formó la intendencia de Puno con cinco partidos, la villa de Puno se convirtió en capital de intendencia, es decir en capital departamental, puesto que las intendencias tienen su equivalente en los departamentos. Posteriormente, el 14 de octubre de 1805, la villa de Puno accedía a la jerarquía de CIUDAD.
Es posible que junto al título de ciudad, a Puno se le haya otorgado su escudo de armas. Al respecto, el historiador Ignacio Frisancho Pineda que investigó la trayectoria histórica de Puno, De aldea a ciudad, expresamente escribía: “en 1805, como premio a la heroica defensa de la Villa de Puno ante los ataques de las huestes de Diego Tupac Amaru, el Rey Carlos IV de España, la elevó al rango de ciudad y, al mismo tiempo le concedió su escudo de Armas, que es el que hoy ostenta el Municipio de Puno”.
De manera que el pasado 14 de octubre hemos recordado el bicentenario de la ciudad de Puno y quizá el bicentenario del escudo de Puno.
Puno, 4 de noviembre del 2005.
En la centuria pasada, se han apreciado cualitativos cambios en los carnavales de Juliaca, particularmente en lo que concierne a la actividad dancística. En los primeros decenios de ese siglo, de la variedad de danzas, la Qashwa, los Phusamorenos (o Morenos), la Tarka y los Sicuris se encumbraban como las principales manifestaciones coreográficas. De los promotores de entonces se distinguía nítidamente don Miguel Ortiz. El maestro José Catacora Solórzano rememoraba: “Los tradicionales MORENOS eminentemente típicos y cuyo mayorazgo insustituible era el recordado don Miguel Ortiz” y Pascual Carpio Idiáquez escribía: “Recordamos bastante la variedad de bailes típicos… se destacaba la comparsa de pusamorenos dirigido por don Miguel Ortiz”.
En los carnavales de los años veinte se insertaba una nueva danza, la Pandilla Puneña. En el diario El Siglo del 26 de febrero de 1926 se informaba: “Gracias a las monótonas cholitas pandilleras que con sus trajes típicos al son de guitarras, mandolinas y quenas, recorrían las calles de Juliaca, evocando el carnaval. Gracias a ellas no hemos muerto de tristeza”.
La acentuada migración iniciada en los años cuarenta provocó sustanciales transformaciones en la ciudad de Juliaca. Hizo que se extinguieran algunas danzas, que aparecieran otras y que se instauraran certámenes de danzas. A mediados de siglo y por algunas décadas, en los carnavales de Juliaca se entronizaba la Pandilla Puneña, danza que se apreciaba en su máximo esplendor el domingo de amargura, en la localidad de Caracoto.
En la ciudad de Juliaca, en los años finales de los setenta empezaron los concursos de danzas de los carnavales. Comenzó el primer concurso en la plaza del barrio Túpac Amaru.
Sobre la instauración de los certámenes dancísticos de los Carnavales de Juliaca y la formación de la Asociación de Conjuntos Folklóricos de Juliaca, es esclarecedora la siguiente cronología:
Sábado 3 de marzo de 1979: I Concurso “Toqoro de Oro”, organizado por la Agrupación Folklórica los Machuaychas de Toqoros y Pinquillos, en el anfiteatro natural del cerro Huaynarroque.
Lunes 17 de febrero de 1986: I Parada Folklórica, organizada por radio El Sol de los Andes. Desde 1999 este certamen es organizado por la ACOF.
Jueves 10 de febrero de 1989: I Concurso “Varilla de Oro”, organizado por los comerciantes del mercado Manco Cápac, en la plaza de Manco Cápac.
10 de marzo de 1995: Fundación de la Asociación de Conjuntos Folklóricos de Juliaca (ACOF). Miércoles 21 de febrero de 1996: I Concurso de Danzas del Pueblo Joven La Revolución, organizado por el Comité Pro-Distritalización del futuro distrito de San Miguel.
Viernes 14 de febrero de 1997: Primera versión del Concurso de Danzas “Cristo Blanco”, organizado por la Asociación de Conjuntos Folklóricos de Juliaca.
Miércoles 25 de febrero de 1998: I Concurso de Danzas Autóctonas, organizado por la Asociación Folklórica los Chiñiplicos, en la explanada de la Rinconada.
Se hace constar, que antes de la instauración del concurso en el cerro Huaynarroque existían tres certámenes dancísticos en los que participaban los conjuntos de Juliaca: el de Caracoto, que se realizaba en domingo de amargura; el de Calapuja, que se cumplía en día sábado; y el del barrio Túpac Amaru que inicialmente se desarrollaba el día jueves y posteriormente el día viernes. Este último concurso, denominado “Sombrero de Oro”es organizado actualmente por los comerciantes de la plaza Túpac Amaru y desde hace una década se ha convertido en Parada Folklórica.
En este año se han llevado nueve concursos. La Asociación de Conjuntos Folklóricos de Juliaca ha proclamado cuatro certámenes oficiales, nos referimos a los que se desarrollan los días: Jueves (Varilla de Oro, en la plaza Manco Cápac), Viernes (Cristo Blanco, en la plaza 24 de Octubre), Sábado (Toqoro de Oro, en el anfiteatro natural del cerro Huaynarroque) y lunes (Parada). Los otros concursos son opcionales para los conjuntos afiliados a la ACOF.
En la actualidad, a tres decenios de la serie de certámenes dancísticos, el carnaval de Juliaca ha devenido en el más grande del país, por ser un carnaval fastuoso, masivo y prolongado.